Empecé a correr, simplemente por el placer de descubrir
diversos parajes, nunca me decidía a empezar durante la adolescencia, pero me
llamaba la atención. Admiraba aquellos que sí lo hacían y en la tele me tragaba
todo lo que estuviese relacionado con el cross o atletismo, sentía la necesidad
de hacer lo mismo, pero nunca me lanzaba a ello. Eso de superar retos y poner a
mi organismo al límite, concentrarte y estar pendiente que todos los engranajes vayan a la perfección,
me llamaba la atención, ¿sería capaz de hacer eso yo mismo?, y sí que lo fui,
pero la mejor sensación la descubría al terminar cada entreno, que hacía que me
llenase de satisfacción; pero siempre seguía haciendo lo fácil, que era volver
a practicar el mismo deporte, fútbol, que me encantaba, pero no me enganchaba,
no terminaba de satisfacerme porque sufría cada vez que cometía errores, y
hasta que no los arreglaba, no me relajaba; así que se convirtió en una lucha
por demostrar algo, craso error pero cuando la decepción de los deportes colectivos
llegó a su punto más álgido, tomé la decisión. Me cansé de esforzarme por otros
y no obtener recompensa, así que me decidí por la carrera a pie. Encontré mi
lugar, ya que además al necesitar mucha constancia y disciplina, requería un
punto de rebeldía, eso de decirle a alguien que te vas a ir a entrenar durante
una hora mientras está lloviendo, es una gozada, la cara que ponen, no tiene
precio. Un deporte sacrificado y poco agradecido que poca gente le gusta y
encima no permite relajarse. Me enganchó, me encantó y disfruto a cada zancada.
Creo que nunca consigo transmitir a la gente las sensaciones tan increíbles que
me suceden mientras estoy corriendo, quizás por eso no suelo convencer a nadie,
pero al menos el diálogo sobre ello me encanta. Pero en resumen, y lo que casi
toda la gente transmite es la sensación de libertad al correr, pero como
describirlo, quizás sea la necesidad de muchos de mantener ese contacto con la
naturaleza de nuestros ancestros, pero para describirlo lo mejor es salir a
correr al atardecer en otoño, que cantidad de nuevas y buenas sensaciones, como
el frío en la cara mezclando con sudor, creo que casi nadie se resistirá, eso sí, que
nadie lo haga en plena ciudad. En todo momento, estas sensaciones se transmiten
en pleno contacto con la naturaleza, en soledad, que poco a poco va generando
una paz interior, que te hace que te abstraigas en pensamientos profundos e
incluso puedas resolver algún conflicto que no eras capaz o tengas una idea
genial.
Pero, qué relación hay con el canicross, pues la llegada a
mi vida de Indae, en un año frenético…intenso, cargado de ilusiones, con nuevos
retos y proyectos, que no tienen nada que ver con lo deportivo. Y sin más, me
empezaron a decir que podría llevármela a entrenar, para que ella ganará en
salud y estuviese activa, me parecía extraño, ridículo, que me pudiera seguir
en los entrenamientos, y entonces me hablaron de canicross en un entrenamiento.
Y claro, al llegar a casa me puse a investigar sobre el tema, que de
información, me entró demasiada curiosidad. Ni siquiera me podía imaginar que
pudiera seguirme y aguantar las cargas de entrenamiento que yo soporto, pero lo
llevaba estupendamente, admiro el físico de un perro, que no olvidemos que está
diseñado para eso, para correr. Y empecé a entrenar con Indae. Día tras día,
tanto que en los entrenamientos con más gente la echo de menos, llegado al
punto que prefiero entrenar con mis perros. Se convirtió en mi compañera, ver
su cara de felicidad…me hacía disfrutar y estar orgulloso de que ella se lo
pasara en grande. Todo esto hizo que nuestra compenetración fuese en aumento, y
que en muchos aspectos para mi Indae se hace previsible, sé lo que va a hacer,
en la mayoría de las situaciones. Y así nació lo que tanto había buscado, el
trabajo en equipo, el esfuerzo reflejado en paralelo, por un bien común. Aquí
ya nadie se escaqueaba, todos trabajando a la vez. Y eso, hace que te esfuerces
más de lo normal. Pero lo mejor de todo, es que si un día uno fallaba no había
reproches, ni enfados, ni malas caras. Todos seguimos contentos porque aunque
no lo creamos siempre disfrutamos cada vez que salimos a entrenar,
independientemente de lo bien o lo mal que lo hagamos. Y podríamos pensar, que
es Indae, que es especial; pues lo volví a sentir con la llegada de Nua, pero
es mucho más fascinante, ya que es una perra muy difícil de controlar. En
cambio, cuando salimos a hacer canicross, nos convertimos en un solo equipo, y
trabajamos sin cesar. Nua se concentra a límites extenuantes, y responde a mis
ordenes a la perfección. Ante esto me limito a estar a la altura y hacerlo lo
mejor que puedo, por eso me esfuerzo para que me físico pueda durar al menos
unos diez añitos y poder vivir está experiencia que pocos la están aprovechando
y desconocen.
No nos abandonaremos y no cesaremos en esforzarnos
conjuntamente, eso es canicross, por eso lo practico y me apasiona. Formas un
equipo con un compañero que lo dará todo por ti y viceversa. La sensaciones que
me transmite el canicross son únicas, demasiadas emociones. Hay que practicarlo
para vivirlo.
Ahora mi compromiso es hacer llegar el canicross a todas
partes, para que la gente lo conozca y lo practique, quizás incluso a quien no
me imaginaba; verdad Laurix?
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