Últimamente no estoy compitiendo, ya que me estoy dedicando a hacer de liebre para que otros consigan sus objetivos. Es una manera diferente de ver este deporte. Se tienen otras emociones distintas. Fue en varias pruebas donde hice esta labor.
Comencé colaborando con mi club de atletismo de la que éramos organizadores de la prueba que se celebraba el 14 de Abril en Alcorcón. Era la Maratest, sobre un circuito de 15 kilómetros al que se le podía dar 1 vuelta o 2 vueltas. Tenía como labor hacer de leibre oficial a ritmo de 3’55’’/km durante los primeros 15kms., luego entraría un compañero de club para sustituirme y hacer la segunda vuelta. Como os habréis dado cuenta eran dos competiciones a la vez, una de 15 kms y otra de 30kms. Para cumplir el objetivo de ir a 3.55 había que hacerse la vuelta en el intervalo de 58’38 a 58’52. Durante la semana tenía mis dudas si iba a poder cumplir el objetivo porque hacía mucho tiempo que no hacía ritmos controlados durante tanto tiempo, pero tuve sensaciones extraordinarias durante el desarrollo de mi labor. Fui controlando en todo momento los parciales, con el garmin cada kilómetro de la organización y con el reloj de la mano derecha cada parcial de 5 kilómetros, que fueron así: 19.36-19.32 (39.08)-19.44 (58.52). Por lo que terminé dentro del intervalo marcado como objetivo en 58’52’’. En un circuito muy complicado para poder establecer un ritmo cuecero, ya que tenía un montón de subidas y bajadas. El primer 5000 discurría por el el ensanche Sur, donde hubo algunos participantes que me acompañaron, ya que me tenían como objetivo el ritmo que marqué. Pero en la primera subida me quedé sin compañía. En el segundo parcial de 5000 fui totalmente en solitario, discurría por el polígono Urtinsa. Está parte fue la que más concentración requería por ser la parte central de la prueba, además de que iba totalmente en solitario. En el kilóemtro 10 me estaba esperando Luismi, quien era el encargado de hacerse la segunda parte del recorrido. Por lo que esta ultima parte tuve compañía. Incluía la cuesta más pronunciada de todas, pero tras ir por las calles centrales de Alcorcón la prueba terminaba con la bajada más larga. En la parte final del recorrido se nos unieron dos corredores a los que pudimos ayudar para completar su parte final.
Al fin de semana siguiente organizaba una prueba de canicross en Seseña. Alexis iba a debutar con Arena, que es la perra de los padres de Laurix; así que es de la familia. Para que no fuese algo nevativo para ello, decidimos que lo mejor era ir junto con Alexis – Arena. Lo mejor de todo es que salió todo a la perfección, Alex estaba muy contento de cómo fue el experimento. Fuímos a una velocidad muy alta durante el recorrido que era de 3500 metros. Se dio la circunstancia que a falta de 500 metros Nua y yo íbamos en segunda posición a menos de 15 metros del primer clasificado, por lo que decidí hacer un cambio de ritmo fuerte y obtener una victoria, para que se quedará en el palmarés del club. Lo mejor de todo es que Alexis – Arena consiguieron una estupenda 3ª posición. También participé en la prueba de relevos donde hice el último relevo en un circuito duro de 1200 metros, donde alcanzamos la tercera posición junto a Alexis – Tara y Sara – Arus.
La última prueba donde ayudé para que otro amigo consiguiese su objetivo fue en el Maratón de Madrid, pero está vez era más que un amigo. Se trataba de ayudar física y mentalmente a mi padre para que consiguiese finalizar un maratón tras su operación en la pierna derecha de un tumor. En ediciones anteriores me había solicitado mi ayuda, pero no estaba de acuerdo con que finalizase un maratón, ya que la pierna operada podría salir muy dañada y acortar su vida deportiva. Este año comprendí su espinita clavada, a su que me comprometí para llevar a cabo su cometido. Añadir que el aliciente conllevaba acabar el maratón en menos de 4 horas, no valía solo con finalizarlo. Somos una familia exigente. Decidí unirme en el kilómetro 19, aunque me llegué a pensar muy seriamente en hacerme el maratón entero. Mi labor consistía en frenar las ganas de mi padre por ir muy deprisa ya que el ritmo era perfecto. Además de frenarle, ya que faltaba todavía lo peor del recorrido, también le iba cogiendo agua en todos los avituallamientos. Íbamos cumpliendo los objetivos marcados, y sin más nos adentramos en la casa de campo, veía a mi padre que iba perfecto. Pero le iba diciendo que no se acelerase, con suerte me hacía caso. Pero al llegar a la temida cuesta que nos lleva a abandonar la casa de campo y nos conduce por la avenida Portugal, mi padre se acelera. Yo cometo el error de dejarle hacer, ya que el griterío me emociona, además ya solo faltan 10 kilómetros para llegar a meta. En este punto hasta el kilómetro 36 el ritmo es muy bueno vamos adelantando a un montón de gente, veo posible acercarnos a las 3h50’. Pero se hundió, la ronda de atocha se nos hizo eterna. Tocó sacar mucha fuerza mental. Es fuerte, así que luchó, para colmo las piernas empezaron con sus temidos calambres, hasta tal punto que en dos tramos de la cuesta de Alfonso XII mi padre se tumbó para que le estirará las piernas, pero todo esto lo hizo tras ver a mi madre y sobrina que estaban al inicio de dicha cuesta. Para él era importante llegar del tirón a ese punto, curioso como nos relajamos cuando cumplimos algunos objetivos intermedios. Como se hacía eterna la subida, estaba preocupado porque perdíamos nuestro colchón, y no quería que volviese a ocurrir. Así que me pegué a él para darle mis últimos ánimos de apoyo, en esos estaba presenciando una gesta impresionante, y el autor era mi padre, que emoción. Esto se estropeó por culpa de un voluntario que no me dejó llegar hasta la parte final del recorrido, no entiendo porque a los niños si que les dejan entrar de la mano de su padre y a mí me quitaron ese derecho. Al final muy grande, lo consiguió en 3h56’. Espero que se haya quedado satisfecho, por el bien de su pierna. Os dejo los TIEMPOS DE PASO y RESULTADOS
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